Erik está convencido de que tiene un corazón de piedra. Por eso no le importa que sus padres no tengan tiempo para él o que no tenga amigos reales. Cuando su familia se muda a una villa que heredaron de la tía Brunhilda, descubre que otra familia vive allí: María y su padre, a quienes los padres de Erik quieren echar. Cuando la familia recibe un aviso de desaloj